Obra de Francesco Sabatini, fue construido en 1782por orden de Carlos III, y es la obra artística más representativa de las que perduran en toda la Casa de Campo, siendo además un curioso ejemplo de arquitectura barroca italiana en Madrid.
En septiembre de 2003 fue presa de unos vándalos, siendo sustraídos los diez pináculos de granito que adornaban sus pretiles, de los que sólo aparecieron tres en las inmediaciones. Afortunadamente, un año después el ayuntamiento invirtió 32.000 euros en la restauración del puente, y los desaparecidos pináculos fueron sustituidos por reproducciones perfectas de los originales.